Entre cuento y cuento
Cuentan que, hace muchos años
en un país donde las mujeres se cubren el rostro y hay grandes montañas de arena,
existía un rey muy poderoso que vivía en un palacio de paredes de oro y piedras preciosas,
a quien un día le regalaron dos hermosos halcones...
Hoy son muchos quienes literalmente viven del cuento. De hecho, hace algunos años asistí a un renacer de la narración oral, que hoy se desarrolla en todo nuestro país.
Gracias a encuentros, concursos, y otros trajines de quienes reconocen, en el arte milenario de contar historias, el único camino de su realización personal.
Por eso comprendo a Macho Cala, un viejo cuentero, quien por la década de los 60 hacía que todos halaran los taburetes a su alrededor, para lo mismo exponer que sacó una calabaza de casi 30 libras, que tenía cinco mujeres y todas se llevaban bien, como que ganó todas las peleas de gallo donde peleaba su ave porque indudablemente para él, era la mejor.
Recuerdo que le decían Lenguasuelta, porque su premisa era soltar la lengua contando.
Uno de los halcones se pasaba las
horas volando por los magníficos
jardines del reino, pero el segundo'
continuaba posado en las ramas de un
gran árbol. El rey, turbado, mandó a llamar
a todos sus sirvientes y hechiceros
y ofreció una gran recompensa
para quien hiciera volar a su halcón...
Siempre eligió representar historias de alzados antes del triunfo de la Revolución, de lo que tenía que hacer para ganarse unos pesos porque en la bodega no se fiaba... en fin así era este campesino del lomerío de Sumidero, donde no tuvo luz eléctrica en muchos años y acompañaba el canto de los grillos con un traguito de café y un buen cuento de camino.
Pasaron muchos meses, los
hechiceros habían agotado todos
Sus recursos, recurrieron a remedios,
conjuros, promesas, hasta que un día
el halcón alzó el vuelo. El rey preguntó quién
había obrado el milagro. Se oyó entonces
la voz de un campesino en harapos, "he sido yo mi rey",
"?Cómo lo hiciste?" preguntó el soberano,
"yo solo corté la rama", respondió el humilde
Sueños no le faltaron a Macho, como fue estudiar, superarse,
Pero siempre, entre cuento y cuento
Usted que me escucha ¿sabe que también
Puede volar ?
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