Personajes reales...y de cuentos
Quienes ya peinamos canas no olvidamos aquellas aventuras de Juan Quinquín en Pueblo Mocho, nacidas de la pluma prodigiosa de Samuel Feijóo.
Aventuras que erigía, sobre tanta pobreza rural, un pedestal de amor de dos campesinos, él, Juan Quinquín, arriesgado y soñador; ella, Teresa Canelo, una linda y asustada guajirita, como todas las muchachas del campo cubano antes de 1959.
Pero Teresa no nació entre las cuartillas de un andante y trasnochador escritor como Feijóo, sino que él la calcó saltarina y cariñosa en los campos de La Josefa, en Cienfuegos, y la trasladó a su novela.
Hace unos días tuve ante mí a Cheo y Ena, de allá del lomerío de San Carlos, municipio de Minas de Matahambre, quienes me hicieron recordar muchos pasajes de dichas aventuras. Ella pasa los 60 años, él los 70, ambos pudieran salir, a decir de Toti, hermano de Cheo, en un "burujón de escritos" y es porque se siguen amando con una frescura envidiable, a pesar de los años.
Ya no tienen una casa con paredes de tablas, sus hijos le construyeron una de mampostería, tienen una vida nueva gracias a la Revolución, y sus nietos van a escuelas, las cuales gozan de computadoras, ¿quién lo iba a decir, eh?
LAS AVENTURAS DE.......
Las aventuras de Juan Quinquín, del realizador Julio García Espinosa, fue una de las primeras producciones cinematográficas del ICAIC, la cual ubica parte de su trama en la zona montañosa cienfueguera, lugar donde el escritor pasaba espléndidos momentos de concentración y sosiego.
La película ambienta una porción de su historia entre los bellos penachos de la serranía, de la que rebosa cubana ciento por ciento.
Marilyn Blanco
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