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Marilyn...del Cuyaguateje

Papito

Papito

Es totalmente falsa la creencia de que padre puede ser cualquiera. Si la afirmación viene por la parte que tiene que ver con el aporte del material genético, puede tener algún sustento, discutible también, pero en lo referente a los sentimientos y la afectividad la cuestión no es tan sencilla.


Al viejo dicho de que madre hay una sola le falta agregar que padre, también hay uno solo.

Cualquiera no comparte los desvelos maternos desde los primeros días de la vida de un recién nacido: limpia con amor desmedido sus cacas, les enseña luego al vástago como coger el bate y anotar un buen tiro en las bolas, comparte un juego a las muñecas y deja ponerse hebillas en el pelo por su nena y hasta permite que la pequeña le pinte las uñas de los pies.

Hubo alguien que para hacer justicia al amor paterno, inventó un día para rendirle honores a quienes muchas veces no ven reconocidos sus afanes, y así se instauró en un gran número de países esta celebración cada tercer domingo de junio.

Las fuentes atribuyen a la norteamericana Sonora Dodd la iniciativa de dedicar una jornada para rendirle tributo a los padres, inspirada en la valentía y los desvelos del suyo, capaz de asumir solo la ardua responsabilidad de sacar adelante una familia de seis hijos, uno de ellos recién nacido, luego de quedar viudo.

William Dodd, veterano de la guerra civil estadounidense, se convirtió en el inspirador de ese noble empeño con el cual vio reconocidos sus esfuerzos por criar hombres y mujeres de bien con un cariño y sacrificio conocidos por toda su progenie.

Sonora Dodd escogió el 19 de junio, fecha del natalicio de su padre, para iniciar esta tradición en 1909 y luego quedó fijada para el tercer domingo del sexto mes del año.

No fue hasta 1938 en que se festejó la efeméride en Cuba por iniciativa de Dulce María Borrero y desde entonces con más o menos sentido sentimental o comercial, ha transitado por almanaques como una fecha que llegó para instaurarse entre los pobladores de esta Isla.

Para quienes merecen ser reconocidos con esa palabra grande y entrañable, entre amores y desvelos desmedidos, valga el elogio de compartir con las madres el podio absoluto del honor en el difícil campeonato de hacer crecer la vida.

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