Periódicos y su antiguedad
Desde su existencia, el hombre procuró inventar los hechos más importantes que acaecieran en su entorno o a sí mismo, valiéndose de los medios a su alcance.
En diversas cavernas y cuevas de Europa y América, según consta en publicaciones de esas áreas, se conservan muestras del arte rupestre prehistórico que grabó para la posteridad las imágines de los seres y acontecimientos que el hombre primitivo vio a su alrededor.
Vinieron luego más complejas formas de expresión: los jeroglíficos, los ideogramas, los quipus, los cuales perpetuaron la relación de los hechos más cercanos a nuestros tiempos. Con la invención del alfabeto, se multiplicaron esos relatos.
Está la anécdota del navegante que dejaba en el templo - láminas de oro, bronce, mármol o cera – la relación de sus aventuras; los guerreros, la historia de sus proezas…
La historia de los romanos, la escritura de los anales, valiosísima; en la Edad Media, las cartas informativas - de las cuales Venecia fue el centro - ; los juglares, los pregoneros de campana, en fin…
En Roma aparece por vez primera la palabra gazzetta – nombre de una moneda venenciana – que se usó como sinónimo de periódico. A los periodistas se les llamó novellanti o gazzetieri.
Pero no fue Europa la cuna del periódico, sino Asia la gaceta Imperial de China, escrita a mano e impresa en bloque a partir del año 618 a.n.e, es considerada la pionera en esas publicaciones, aún con la limitada y selecta circulación entre los miembros de la corte.
No obstante, Alemania se llevó las palmas siglos después, cuando el impresor Johann Gensfleisch, conocido como Johann Gutenberg, inventó la tipografía o impresión, con caracteres o tipos movibles en 1440.
A partir de la tipografía, el periódico tuvo continuidad, cobró forma y estilo propios y logró una estable circulación
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