Alborotos de la infancia

Corren tiempos de remembranzas y hay pasajes que no se pueden engavetar para siempre. Recuerdo mi calle de piedras allá en Guane, en la que aleteaban las tendederas y parecían mirarle a los ojos a aquellas personas que iban de un lugar para otro en su andar cotidiano.

Pero en ese entramado de la vida, Silvina  sabía preparar los cumpleaños de su hija, modestos y sin Estela con su granito de canela. Todas íbamos con la bata de turno o el pantaloncito y la camisita de salir los varones, eso sí con mucha inocencia, fantasía y una capacidad de asombros enorme.

Ahora se oye el sonido estridente de una agrupación de moda,  ¡salvaje! Como dicen muchos de sus textos, compaces que acompañan a los típicos globos, piñatas, cake y caramelos. ¨ Esto es lo que les gusta a los muchachos de ahora ¨ me dijo cierta anfitriona cuando me enseñó los cd preparados para la fiesta, lo que provocó le preguntara por la ausencia de temas infantiles.

Es que muchos de los recuerdos que atesoro de estos alborotos llegan de la mano de la música, ya sea la cantada por familiares cercanos, o por el designado que copiaba muy bien las que ponían en la radio.

Es que la melodía se convierte en un medio auxiliar de la educación, nada que ver con el universo sonoro de nuestros niños, que pudiera estar asaltado por influencias de los adultos, de lo que no parecen percatarse muchos padres.

Por fortuna sé que hay una gran cantidad de cantautores interesados por la música infantil, entre las que descuellan Teresita Fernández, Liuba María Hevia, Kiki Corona y otros. Se aprecia interés por registrar su obra y cada día se suman más creadores.

La infancia es un tiempo de la vida que no se recupera, por eso debemos contribuir a evocarla siempre como un reencuentro con la felicidad.