Despachó el Barza al Bayern, ganó 4-0

Esto ya lo habíamos visto. Este Barça ha sido capaz de despachar en cuestión de pocos minutos a otros equipos. Pero no a un grande de Europa, a un equipo que pasea con orgullo su escudo y su camiseta y que en una manga lleva bordado el símbolo de la Copa de Europa con el número cuatro.

Qué más da. Messi, Henry, Eto’o y compañía no entienden de esto. Se han propuesto arrasar a todo aquel que se interponga en su camino al éxito y esto todo apunta a que será lo habitual hasta mediados de mayo en Roma. Y ya se puede llamar Bayern o en semifinales representar a la que dicen que es la mejor liga del mundo.

Dicho esto hay que hablar del partido. Nada nuevo a estas alturas. En pocos minutos y a base de posesiones largas, velocidad, desborde y pegada letal maltrataron y dejaron en más que un pelele a todo un Bayern de Múnich.

Los goles vinieron solos, ya que Eto’o se asoció con Messi y el argentino definió. El segundo fue un calco, pero con estos dos protagonistas cambiando los papeles. El mérito del tercer tanto, en cambio, fue obra de Henry. Se marchó como quiso por la izquierda, la sirvió al primer palo y allí apareció de nuevo la Pulga para empujar.

Entre medias de esto también merece la pena comentar una acción; la que le costó a Guardiola su expulsión. El técnico blaugrana perdió los papeles cuando aparentemente Lell derribó a Messi dentro del área. La acción, a esa velocidad, parecía un penalti de libro, pero el árbitro decidió no señalar los once metros, amonestar al argentino por, a su juicio, tirarse y expulsar al entrenador por gritar al cuarto árbitro y al asistente de Howard Webb.

El Barça hizo caso omiso a esta acción, y lejos de perder los papeles siguió arrasando a su rival. Le trataban como si fuera poco menos que un Segunda B que acude al Camp Nou a disfrutar de una noche copera y a esperar a que le lluevan collejas. Ni Ribery, ni Luca Toni, ni Schweinsteiger ni ningún nombre más que suena bien en los resúmenes de la Bundesliga. Henry volvió a aprovechar la impotencia de la defensa bávara y batió a Butt con suavidad mientras Messi volvía a besar el suelo tras un codazo de su ex compañero Van Bommel.

La segunda parte, como en esos partidos ante Almería, Valladolid, Málaga etcétera etcétera, careció de ese ritmo, aunque no de más ocasiones y de esa viveza, de ese acierto brutal y de esas ganas de ganar de un equipo que huele, y muy bien, a campeón de todo.

-Eurosport-