Messi, nuevamente Messi
El FC Barcelona disputará, once años después, la final de la Copa del Rey ante el Athletic de Bilbao, al empatar (1-1) frente al Mallorca en un partido en el que los azulgranas jugaron con fuego, y que tuvo que ser rescatado en la segunda parte por un imparable Lionel Messi.
José Manuel Pinto, portero que hoy sustituyó a Valdés en la portería azulgrana, también se convirtió en héroe al parar un penalti nada más comenzar la segunda parte que habría empatado la eliminatoria y que en la misma jugada supuso la expulsión del uruguayo Martín Cáceres (min. 50).
Pero el Barcelona, con un genial Messi, reaccionó a tiempo para empatar el partido, forzar la expulsión de Josemi y firmar su pase a la final de la Copa del Rey. No obstante, es el quinto partido seguido que los azulgranas no resuelven con una victoria, ya que acumulan en la Liga, Copa y Liga de Campeones, tres empates y dos derrotas.
Salida sin complejos del conjunto bermellón
Con licencia para soñar, el Mallorca se despojó de los complejos y planteó un partido sin concesiones ante un Barcelona arropado por los dos goles de ventaja que traía del Camp Nou.
Marcar, al menos, un gol en la primera parte, se convirtió en una auténtica obsesión para los "rojillos", con la moral por las nubes tras tres victorias seguidas en la Liga.
Para lograr ese objetivo, los jugadores de Gregorio Manzano presionaron muy arriba con la intención de cortar las vías de comunicación entre el centro del campo y la delantera azulgrana.
Siempre al filo de la navaja, el Mallorca arriesgó todo lo que pudo ante un rival peligrosísimo, y ante el cual, un metro de ventaja puede marcar la frontera entre seguir vivo o morir con las botas puestas.
Iniesta se marca un jugadón en el primer minuto
Andrés Iniesta (min. 1) había dado el primer aviso. Regateó a cuatro defensas y su disparo, algo flojo, fue repelido por Germán Lux.
El Barcelona, a partir de esa jugada, se lo tomó con calma. Era el Mallorca el que tenía que asumir la iniciativa, así que los hombres de Pep Guardiola, con el reloj a su favor, rasearon el balón y lo jugaron con criterio, siempre buscando a Hleb y Bojan.
Es cierto que el Mallorca buscó con ahínco la portería defendida por Pinto, pero lo hizo siempre a trompicones, a expensas de la velocidad del guineano Keita, y el venezolano Juan Arango.
Com más ruido que nueces, la explosión inicial "rojilla" se fue diluyendo ante la seriedad y contundencia del rival, que no estaba dispuesto a conceder ni un sólo metro de ventaja.
Golazo del ’Chori’ Castro en la prolongación de la primera mitad
Pero, al filo del descanso, apareció el uruguayo Gonzalo Castro para mantener vivo el sueño ’copero’ del Mallorca. El extremo charrúa, un suplente sumido en el olvido prácticamente desde su llegada al club balear, lanzó un auténtico misil para batir a Pinto.
Todo se iba a decidir en la segunda parte. El Barcelona ya no tenía tanta munición para seguir especulando con su ventaja en el marcador, y el Mallorca, más cerca del milagro, apretó lo suyo.
En los primeros cinco minutos de la reanudación pasaron muchas cosas: el Barcelona se quedó con diez jugadores por la expulsión de Martín Cáceres (min. 50) por una entrada a Castro en el área, y Pinto detuvo el penalti que lanzó José Luis Martí.
De esa manera, Lionel Messi, que calentaba para entrar en el terreno de juego, tuvo que esperar, ya que Márquez sustituyó a Iniesta para tapar el hueco dejado por Martín Cáceres. El argentino ingresó al campo en el minuto 58 en el lugar de Bojan.
La salida de Messi sentencia la eliminatoria
Messi, muy pronto, empezó a hacer de las suyas. Provocó la expulsión de Josemi y varias ocasiones de gol, como un saque de falta directa de Dani Alves, que repelió, como pudo, Lux.
Al final, el propio extremo argentino niveló el marcador en otra jugada marca de la casa, elevando, con categoría, el balón por encima de la desesperada salida de Lux (min. 80).
El Barcelona respiró tranquilo a partir de ese momento. Ya era finalista ante un Mallorca que quemó todas sus naves, incluida la salida del goleador vasco Aritz Aduriz, pero que se quedó a las puertas de una final que acariciaba con ganas.
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