Festejando goles

Festejar los goles para los futbolistas es tan atractivo como marcarlos. Leí en una publicación que históricamente muchos jugadores, de calidad probada pero que no llegan a ser grandes estrellas, se hicieron famosos por la manera en que festejaban sus dianas, y otros, hasta recibieron el apodo de la figura o el gesto que representaron en sus estallidos de euforia.

Una de las celebraciones más añejas y repetidas es la dedicada a la descendencia que existe o viene en camino. El brasileño Bebeto hizo célebre el mecer los brazos como si llevara un bebé en ellos durante la Copa del Mundo, efectuada en Estados Unidos en 1994, entre tanto su compatriota Lucio, quien juega en el club alemán Bayer Munich, se colocó la pelota en el vientre asemejando a una mujer embarazada cuando le marcó en una ocasión al Real Madrid, durante un partido correspondiente a la Liga de campeones. Las esposas también merecen gratitud en algunos jugadores que demuestran llevarlas siempre consigo. Tal es el caso del ibérico Raúl González blanco, quien en todo momento ha venerado a su compañera Mamen Sanz besando el anillo de matrimonio cuando hace mover el marcador.

Una de las celebraciones que más se disfruta es cuando se marca en casa del adversario más enconado. Así se hizo inolvidable el gesto del madrilista Raúl al llevarse la mano a la oreja silenciando a los barcelonistas en el Camp Nou.

Estos singulares hechos – suman decenas y decenas de ellos- constituyen el perfecto complemento para saborear de la mejor manera un gol. Novedosas maneras de exteriorizar emociones después de patear y hacer diana.