A la antigua...

Algunas de las definiciones de académicos dicen que ganado es un conjunto de animales domésticos, especialmente de la misma especie.

Si se quiere ser más específico, el término se acompaña de un apellido que obedece al tamaño, de donde resulta unas veces, menor – ovejas, cabras, etcétera- y otras, mayor – caballos, mulas, bueyes, etcétera-.

En el caso que nos ocupa, particularmente me interesan las vacas porque son las que veo ponen a dormir en el terreno escampado frente a mi edificio, las cuales se sueltan o las sueltan sin saber las consecuencias.

Voy al diccionario, vaca es la hembra del toro, muy apreciada en algunas naciones por la carne y la leche que aporta, y en otras, dado el carácter sagrado que le confiere la religión practicada por la mayoría de los habitantes.

Ahora bien, en ocasiones las vacas suelen representar, por obra y gracia de la irresponsabilidad y la indolencia, un peligro potencial a la circulación vial de los vehículos. Es decir, que la incompetencia, desinterés y abandono de sus dueños, a vaces hacen de ellas una especie de versión animal del clásico Dr. Jekyll y Mr. Hyde.

Aunque las estadísticas al cierre de octubre demuestran que pinar del Río está entre las primeras provincias con menos número de accidentes de tránsito, y mucho menos por la presencia de reses en carreteras, a ultranza de códigos y regulaciones cada vez con más frecuencia suelen verse cruzar las vías, deambular tranquilamente por la autopista y ramales.

Pijirigua querrá vivir a la antigua, pero al negar de esa manera el desarrollo y las ventajas que lleva aparejado, la mayoría de nosotros sólo coincidimos con ello en lo que se refiere a su resguardo, porque aunque pueda resultar paradójico, no se puede negar que hace años los vaqueros, campesinos se las ingeniaban para que las reses no se les escaparan tan fácilmente.