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Marilyn...del Cuyaguateje

Pablo a cielo abierto

Pablo a cielo abierto

 Por: MICHEL HERNÁNDEZ

"Yo / vine creciendo y me forjé / cual mi generación / distinta a la de ayer. / Soy / continuidad de mi niñez, / que es hija del sudor / de los brazos que amé. / Soy como quisieron ser / pero tratando de ser yo, / ni menos mal / pero en verdad / ni menos bien".

Cuando Pablo Milanès tiró de los resortes de esa canción para comenzar su concierto por el cierre del verano en la Tribuna Antiimperialista José Martì, volvió a mostrar la rara virtud de esculpir letras que sostienen los pensamientos, los sueños y los conflictos del ser humano que todos llevamos dentro.

A los 65 años, Pablo vive una temporada de gran creatividad que confirma el pronóstico de que en este 2008 anda por la vida dispuesto a batir su propia marca de conciertos, algo explicable por la necesidad de sacarse desde muy adentro las ganas de reflejar su visión de la realidad contemporánea, ponerle nombre a las pasiones y anhelos del cubano, y revivir para las nuevas generaciones esos clásicos suyos que muchos guardan en el altar de las cosas sagradas.

Acompañado de su banda, del calor de sus hijas Haydeé, Suilén y Lynn Milanés y de una caravana de amigos e invitados como el puertorriqueño Andy Montañez, Omara Portuondo, Santiago Feliú, Polito Ibáñez, Raúl Torres, Kelvis Ochoa, el Van Van Robertón, David Blanco, Haila María Mompié, y el grupo de rap Los Aldeanos, el músico volvió a lanzar sus emociones sobre el público en textos que han recogido fragmentos irrepetibles de la historia del país, al tiempo que hacen un repaso de su carrera, conflictos interiores y convicciones.

Desde el inicio trajo canciones que elevan el peso de los días vividos a la dignidad de la Nueva Trova, y que se mezclaban con el sonido incesante de las voces, los aplausos y los gritos jubilosos de los espectadores. La entrada de temas como Días de Gloria, Yolanda y La soledad, rindió a los que abarrotaron la Tribuna para volver a nacer a la naturaleza del cantautor, y en la que se percibían personas que ya habían atravesado el cabo de los 50 años, pero que se resistían a abandonar los sueños de juventud, junto a miles de jóvenes que acudieron al universo del trovador para confrontar inquietudes y encontrar respuestas que andan flotando en el viento, como diría Bob Dylan.

Luego de un breve itinerario por una lista de temas que aún conservan la luz de sus mejores días, inauguró la personal química de seducción con sus seguidores más fieles y dio paso a Diario de Mauricio, y Dos preguntas de un día, algunas de las diez pistas de Regalo, álbum hecho para que "reflexionemos sobre el amor, la vida, nuestras contradicciones y convicciones", como refirió a este redactor cuando lo presentó por primera vez en Cuba en los Jardines de la UNEAC.

Frente a un auditorio que no cejó en reclamarle esas canciones de siempre que han sobrevivido a los zarpazos del tiempo para convertirse en himnos generacionales, desempolvó recuerdos de sus primeros años, indagó en la ausencia de viejos amigos a los que pidió ver, y llamó al escenario a la "reina Omara Portuondo", con quien interpretó Ámame como soy, tema que también evocó a la entrañable Elena Burke.

Pablo, en una noche en la que no dejaron de flamear las banderas cubanas, regaló también otros textos que ardían en su mente con el fuego de las emociones adolescentes, cuando caía deslumbrado como un niño ante la riqueza de las más auténticas sonoridades cubanas.

Si bien todas las piezas dejaron el aire cargado de tanta leyenda que cada hálito tocó las fibras espirituales de los espectadores, el músico también dio testimonio de su apoyo a las nuevas hornadas de creadores al poner su voz junto a Los Aldeanos, para cerrar con la pujanza del rap cubano un concierto que ya debe ocupar un lugar privilegiado en los apretados compartimientos de la memoria.

"Tocar nuevamente en la Tribuna ha sido mi consagración, dado que siempre he sido antiimperialista. Fue maravilloso cantarle a los jóvenes para que escuchen mis canciones, las hagan suyas y las entiendan", comentó Pablo a Granma pocos minutos después de finalizar el espectáculo, con la sonrisa de quien ha vuelto a descubrir el mundo.

(Tomado de Granma)

 

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