Blogia
Marilyn...del Cuyaguateje

transporte

Un aventón

Un aventón

¨ Pedir un aventón ¨ ha sido en los últimos años, ante todo, una invocación a la solidaridad humana. Con mejor o peor suerte, los de a pie hemos salido a la vera de carreteras, autopistas, viales, con la esperanza de encontrar un conductor de vehículos buena gente quien nos ayude a llegar al lugar de destino, o nos acerque…

Y en ese toma y deja entre andantes y conductores, conocidos y de nueva adquisición ha habido de todo: desde gestos sublimes hasta actitudes francamente pedestres de quienes miran al otro lado, o sencillamente con los dedos dejan saber que van cerca, o sencillamente ¨ se hacen los suecos¨, cambian el destino, y no.

No niego que tal resorte funciona de maravillas en algunos casos, se crean amistades en ese devenir diario, pero ese aventón o ¨ botella ¨ es cada vez más rutinario a pesar de que nuevos ómnibus circulan por nuestras calles. Los problemas con el transporte existen en algunos lugares más acuciantes que en otros, es cierto, pero tender una mano solidaria nunca está demás. Muchos lo entienden y se detienen, recogen sin que por este acto medie ese poderoso caballero porque para los choferes el agradecimiento vale mucho más. Para ellos todas las loas del mundo.

 

...Y en eso, llegó el tren!

...Y en eso, llegó el tren!

Celebramos el aniversario 171 de la llegada del tren a la Isla. Fue la Ciudad de Bejucal, La Habana, Cuba, en la cual el 19 de noviembre de 1837, la que tuvo el privilegio de ser la sede en el tramo Habana -Bejucal, del primer ferrocarril construido por España en el Nuevo Mundo, que constituyó a su vez el pionero en Iberoamérica, el segundo en el continente americano y el séptimo a nivel mundial.El acontecimiento fue inanarrable.

Actualmente en Bejucal, en los altos de la Estación de Ferrocarril que aún presta sus servicios, existe el modesto pero significativo Museo Ferroviario más antiguo de Iberoamérica (desde 1837), en los terrenos de la otrora San Felipe y Santiago del Bejucal, inolvidable día en que el camino de hierro vislumbró el desarrollo industrial, en un trabajo mancomunado de la Corona Española y grandes hacendados criollos.

El tramo de vía Habana –Bejucal resultaba, sin duda el más complejo de todo el proyecto. La elevación de Bejucal sobre La Habana era de 320 pies en 16 millas, por lo que en ocasiones se hacía difícil obtener planos de 30 pies de inclinación. Las desigualdades del terreno demandaban complicados trabajos de infraestructura; resultaba necesario elevar terraplenes, rebajar lomas e incluso horadarlas. Incluía, también, la construcción de diversos puentes, uno de ellos sobre el río Almendares exigió la utilización de 200 pilares de cantería importados de Estados Unidos.

Las líneas se tendían sobre una capa de balastro de seis pulgadas de espesor, que garantizaría un drenaje adecuado. Aunque estaba previsto que los raíles se colocarían sobre traviesas de madera, la quiebra de los contratistas que habrían de suministrarlas obligó a sustituirlas por similares de cantería. Estos bancos de piedra de 7,5 pies de largo por 2 de ancho y 1,5 de grueso, se colocaban a una distancia de 12 pies entre uno y otro.

En su construcción se emplearon esclavos (principalmente de origen africano), negros libertos, criollos, chinos, yucatecos (convictos mexicanos), irlandeses procedentes de Estados Unidos y naturales de las Islas Canarias, personal que frecuentemente se sublevó por el maltrato y la explotación a la que fue sometido.

En ocasión del santo de la Reina Isabel II, el 19 de noviembre de 1837, la "Real Junta de Fomento" inauguró solemnemente el Ferrocarril. A las 8:00 de la mañana salió el primer tren entre la Habana y Bejucal. Fue vital su implementación para la industria azucarera.

El tren llegó para quedarse.