La Liga - La estrella de Ibra ilumina el Clásico
Sólo brilló uno entre tanta constelación. El Barça no brilló tanto en su juego y el Madrid no fue tan malo como pintaba. Tuvo que salir Ibrahimovic para arreglar este gatillazo de estrellas. Al sueco sólo le bastaron unos minutos para decidir el partido de los partidos.
Pero antes de eso pasaron, y no pasaron, muchas más cosas. El Barça salió a tocar y hacer su fútbol, pero enfrente se topó con un equipo que supo presionar, tapar y esperar, sobre todo esperar. En esa tensa pausa el Madrid buscó el contragolpe y lo encontró. Ronaldo batió a Puyol a la primera y Kaká era capaz de llegar con soltura. El Madrid intentó esta vía fácil y así llegaron las ocasiones más claras.
Kaká entró por la izquierda y asistió a Ronaldo. El madridismo debió cantar gol, pero apareció la pierna izquierda de Víctor Valdés. El Barça intentaba seguir a lo suyo, pero su escuela chocaba y volvía a chocar. Antes de la primera clara del Barça, Marcelo tuvo otra. Al brasileño se le pasaron muchas cosas por la cabeza antes de controlar, levantar la vista e intentar cruzar un balón suelto que cayó en su bota izquierda. Puyol piensa mucho más rápido que el lateral blanco y abortó todo el peligro.
Tras el descanso el mundo debió pensar en que a este acontecimiento le faltaba lo más importante: el gol. El único que rompió esa monotonía fue un sueco que también es de otra galaxia. Le bastaron unos minutos para recibir un centro de Alves y enganchar libre de marca esa pelota. El Madrid pagó caro otro error de Higuaín ante Valdés y ante Carles Puyol.
El Clásico llegó entonces a la situación que se presuponía durante toda la previa, con el Barça al mando en todos los sentidos. Pero los contratiempos siempre existen, y Sergio Busquets vio su segunda amarilla. Al correcto Madrid que estaba jugando en el Camp Nou se le abría de par en par otra posibilidad.
Ya sin Cristiano y con Karim Benzema y más tarde Raúl los blancos lo buscaron sin éxito. Sólo el galo y alguna aparición esporádica de Kaká sirvieron para meter algo de miedo al Barcelona. Pero más que miedo tan solo se respiró tensión, porque los azulgrana con un hombre menos demostraron que son igual o mejor que su máximo rival. Hasta Messi tuvo el segundo en sus botas, pero no fue su día. Ni su Clásico. Ni el de nadie, salvo Zlatan Ibrahimovic.
-Eurosport-
0 comentarios