Osmani Urrutia

El señor de los 400

El béisbol cubano cumplirá 135 años el venidero 27 de diciembre. Cientos de bateadores brillaron y brillan en diamantes propios y extraños, pero ninguno como Osmani Urrutia Ramírez, el humilde guajirito del batey cañero de Macagua 8, en el municipio de Jobabo, quien se ha ganado con creces un seudónimo para la posteridad…

En el transcurso de la última década, el béisbol cubano y mundial conoció de la hazaña de un joven humilde, nacido entre cañaverales, al sur de la provincia, quien a golpe de entrega y disciplina enriqueció la historia de un deporte practicado por millones de personas en los cinco continentes.

Heredero de la tradición beisbolera de la familia Urrutia e inspirado en la admiración y el respeto por su primo Ermidelio, brillante jardinero de la Selección Cubana por más de una década; Osmani transitó por la pirámide del alto rendimiento desde la EIDE, la ESPA y la preselección provincial, hasta lograr su sueño de vestir el uniforme de Las Tunas en series nacionales.

Debutó en la pelota nacional en la contienda número 33 y tomó ponche en su único turno al bate. En aquel momento nadie imaginaba que estábamos en presencia de un bateador excepcional; solo él tenía el convencimiento de que podía llegar lejos en su deporte favorito.

Razón tenía este muchachón bueno, amante de la pelota, de su familia, agradecido de la sociedad que les ha permitido a jóvenes como él, prepararse para la vida y asumir el papel que les corresponde en defensa de sus conquistas.

No obstante, considero que la realidad del quehacer de Osmani rebasó todas las expectativas. En toda la historia del béisbol mundial, ningún jugador logró nunca antes que él conquistar más de tres coronas consecutivas de bateo y mucho menos con promedios por encima de los 400. ¡Ni los más connotados toleteros de las afamadas grandes ligas de los Estados Unidos, la indiscutida meca de la pelota universal!

-Tomado de´periódico Las Tunas-