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Marilyn...del Cuyaguateje

Ibra se moja como azulgrana

Ibra se moja como azulgrana

 El equipo de Pep Guardiola parece estar acusando la temprana exigencia resultadista que le ha deparado una pretemporada en la que se ha jugado -y ha ganado- otro dos títulos, y todavía no ha tenido tiempo de recuperar su velocidad de crucero.

Los de Manolo Preciado, con varias bajas en el once y tímidos al principio, parecieron tomarle el pulso al choque con el paso de los minutos, cuando se apercibieron de que éste Barça, falto de ritmo y huérfano de Messi e Iniesta, todavía no está para desplegar exhibiciones como las del curso pasado.

Los asturianos llegaron con peligro a la portería defendida por Valdés en un par de ocasiones durante la primera mitad -Diego Castro y Barral- e hicieron recular, durante bastantes minutos, a su rival, que por momentos parecía más cómodo jugando a la contra que llevando el peso del partido.

Pero el Barça es, hoy por hoy, mucho Barça. Tiró de pegada, de automatismos y de ese estado de gracia que dura ya casi un año para, sin hacer nada destacable, marcharse 2-0 al descanso gracias al oportunismo de Bojan y a un tremendo testarazo de Keita.

No cambió mucho el guión tras la reanudación. Si acaso, el del Sporting, cuando Preciado quitó a Diego Camacho y puso un segunda punta -Bilic- para darle más mordiente en ataque. No mintió el técnico del conjunto rojiblanco cuando en la víspera aseguró que no firmaba un 2-0 "ni borracho".

Barral, en dos ocasiones, y Rivera -trabajo incansable el suyo a la hora de robar y presionar la salida del balón- pusieron a prueba a Valdés, mientras que el Barça vivía de la insistencia de Bojan, el mejor de una delantera en la que Pedro se empeñaba en hacer de Messi sin serlo y un voluntarioso Ibrahimovic parecía cada vez más desquiciado.

El punta sueco, lo probaba de todas las formas posibles, pero su ansiedad por marcar en cada balón que tocaba no hacía más que acrecentar su falta de precisión en cada remate.

Con el Sporting volcado, más espacios detrás de su defensa y un Xavi algo más suelto, el Barcelona disfrutó de sus mejores minutos. Pedro y Keita avisaron, e Ibrahimovic, ocho minutos antes del final, por fin cazó un balón, el que le sirvió Alves desde el vértice derecho, para enviarlo a la red lanzándose en plancha (3-0).

Medio equipo se fue a abrazarle y el nuevo fichaje azulgrana pareció por fin liberado. Para entonces, el conjunto gijonés ya había bajado los brazos, consciente de que hoy por hoy, ganar al pentacampeón en su propia casa, sólo está a la altura de los más grandes.

-Eurosport-

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