Guanahacabibes y los gorriones
La posibilidad de ver juntas, en ciertas épocas del año, a las seis especies de gorriones registradas, reafirma a Guanahacabibes, en Pinar del Rïo, como mayor corredor de aves migratorias de Cuba.
Ornitólogos del territorio, sumados a la opinión de expertos del resto del país, consideran extraordinario ese fenómeno, apreciable en la península más occidental de la nación, reserva de la biosfera desde mediados de la década de los años 80 del siglo anterior.
De la familia Passeridae, los gorriones con plumaje pardo, pico fuerte y alegre piar, son pájaros pequeños, llegados a Cuba antes de 1865, a través de emigrantes españoles que al traerlos enjaulados prolongaban hábitos de su tierra natal, donde abundan el molinero, el doméstico y el serrano.
Las tierras de Guanahacabibes, sostienen los especialistas, son idóneas para las huídas de la avifauna, cuando el clima de otras latitudes es adverso, dadas las condiciones físico- geográficas del istmo, de unos 100 kilómetros de largo y un ancho oscilante entre los seis y 34.
Hasta el área del poniente cubano llega también el Vencejo de Chimenea (Chaetura pelagica), únicamente visible en este punto del archipiélago, hábitat de múltiples especies endémicas y residentes, hasta alcanzar unido a las
aves de paso, una cifra superior a 126.
En la zona, los escasos pobladores humanos tutelan la existencia de la profusa avifauna, otros animales y la peculiar flora, en muestra del equilibrio hombre-naturaleza.
De la familia Passeridae, los gorriones con plumaje pardo, pico fuerte y alegre piar, son pájaros pequeños, llegados a Cuba antes de 1865, a través de emigrantes españoles que al traerlos enjaulados prolongaban hábitos de su tierra natal, donde abundan el molinero, el doméstico y el serrano.
Las tierras de Guanahacabibes, sostienen los especialistas, son idóneas para las huídas de la avifauna, cuando el clima de otras latitudes es adverso, dadas las condiciones físico- geográficas del istmo, de unos 100 kilómetros de largo y un ancho oscilante entre los seis y 34.
Hasta el área del poniente cubano llega también el Vencejo de Chimenea (Chaetura pelagica), únicamente visible en este punto del archipiélago, hábitat de múltiples especies endémicas y residentes, hasta alcanzar unido a las
aves de paso, una cifra superior a 126.
En la zona, los escasos pobladores humanos tutelan la existencia de la profusa avifauna, otros animales y la peculiar flora, en muestra del equilibrio hombre-naturaleza.
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rafael piloto -