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Marilyn...del Cuyaguateje

Las victrolas

Las había en los bares, fondas, cafés, prostíbulos, ¡las bodegas!... Eran, dice el musicólogo Cristóbal Díaz Ayala, «el medio más efectivo para lograr que la música grabada reflejase realmente las preferencias del público [que] decidía lo que quería oír, y votaba con su dinero por sus preferidos». Bastaba con introducir una moneda en la ranura dispuesta para ese fin y aquella máquina dejaba escuchar la pieza musical que se le había pedido. Eran asimismo, y lo recuerda también Díaz Ayala, el cliente más importante de la industria disquera. Como esa industria ya en esa fecha estaba totalmente en manos cubanas, las victrolas absorbían cada año cerca de tres millones de discos de producción nacional.

Había entonces una música victrolera. Aquella que hablaba de infidelidades, traiciones, amores contrariados o imposibles, desengaños, crímenes pasionales y en la que la mujer, flor de perdición, era siempre impura y aún así se seguía amando. Cantantes hubo en la época que debieron su éxito a la victrola. Orlando Contreras, Ñico Membiela, José Tejedor y Blanca Rosa Gil, por ejemplo, fueron cantantes popularizados por esos aparatos eléctricos. Y otros muchos siguieron siendo intérpretes victroleros aun después de que las victrolas desaparecieran. Había una especie de cadena en la industria musical. El radio detectaba la preferencia del público. Esa preferencia decidía la grabación discográfica. Y la televisión difundía al cantante ya popular para hacerlo más popular aún.

El hit parade de 1958, dado a conocer tres días antes del triunfo de la Revolución, incluía en orden descendente de preferencia y con sus correspondientes intérpretes, los siguientes títulos: Añorado encuentro (Vicentico Valdés), La medallona (Pedrito Rico), Cubita cubera (Orquesta Aragón), El madrugador (Orlando Vallejo), y Picolissima serenata y Regresa a mí, interpretadas ambas por Lucho Gatica. También Maracaibo oriental (Benny Moré), La escalera (Pedrito Rico), El limpiabotas (Orquesta Aragón), y Como engañan las mujeres (Los Llópiz). Aparecían asimismo en la lista Pekinesa (P. Rico), Calladito amor (Mercy Castillo), La noche de anoche (en versiones de Fernando Álvarez y Olga Guillot), Señora luna (Hermanos Silva), y Allá tú (L. Gatica). Más…..

Ver: Las victrolas, por Ciro Bianchi Ross, domingo 12 de abril de 2009

ciro@jrebelde.cip.cu

Aún recuerdo la victrola que existía en el bar El Granito, en Guane, mi pueblo. Mis padres no me dejaban entrar pero sí pasaba una moneda para oír desde lejos al Benny, así como a Luis Aguilé en Regresa a mí. Mi hermano mayor sí entraba, claramente me llevaba 10 años y lo hacía con el pretexto de tomarse un refresco, no más. Ya en el parque de la iglesia, próximo al lugar oíamos algunas canciones.

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