Leyenda de amor

Estos vientos de cuaresma hacen que la intranauilidad esté movida siempre, se buscan alternativas para los golpes de aire en las puertas de las viviendas, se oye la radio, se ven novelas y se leen cosas lindas también, por qué no. Así me cayó esta bella leyenda de amor que comparto.

Como casi todas las ciudades importantes, Varsovia,la capital polaca, entrelaza la historia de su surgimiento con una leyenda.

Cuentan que en el siglo XIII, en el propio siglo donde se yergue Varsovia, existía un pequeño poblado de pescadores. Cada tarde las márgenes del caudaloso río Vístula, recibían la visita de la sirena, tan hermosa como todas las de los cuentos. Emergía  y se sentaba con su cuerp de pez sumergido en las aguas, dejando ver la otraparte.

Su cabellera dorada y piel muy blanca, llamaron la atención a muchos de cuantos pasaban a admirar la aparición. Zawa, así la nombraron, quien permanecía horas contemplando el panorama del humilde pueblo. Su rostro parecía  de nácar y los ojos azules y quietos. Wars, un joven de noble corazón y fuertes músculos, la miraba de tal forma, como si quisiera retener en sus pupilas, para siempre, la imagen encantada.

Zawa y Wars se amaban en silencio y a distancia, parecía que aquel sentimiento era imposible en sus vidas; ella, sirena, dueña de las profundidades, y él, incansable caminante, domador de distancias.

Ignoraba Wars que el amor, cuando es verdadero, todo lo puede, y con su magia, rompe barreras.La sirena y el joven quisieron vivir juntos y amarse, y ocurrió entonces el milagro. Zawa se convirtió en la muchacha más bella y delicada que ojos humanos vieran, se hizo mujer, y Wars fue el más feliz de los mortales. En aquel escenario surgió la actual Varsovia, que lleva ese nombre en honor a la sirenita y a su joven y apuesto amante.

Curiosa la leyenda, he visto esto en películas también.