Blogia
Marilyn...del Cuyaguateje

Juegos y ballesta

Juegos y ballesta

Oía la canción Guillermo Tell, del trovador cubano Carlos Varela y mi mente volvió a la niñez, cuando mi hermano y su tiraflechas tantos sobresaltos dio a mis padres. Época linda, no había vídeos juegos, ataris, nintendos…..todo muy sano y él super conforme.

“Guillermo Tell no comprendió a su hijo/ que un día se aburrió de la manzana en la cabeza/ y echó a correr y el padre lo maldijo/ pues cómo entonces iba a probar su destreza”…

Vuelve a la palestra este personaje, a quien se atribuye la liberación de Suiza del despotismo austríaco, en el lejano siglo XIV.

Cuentan que Tell se negó a saludar a Gessler, el despótico gobernador austríaco del catón de Uri, y este como castigo le ordenó disparar una flecha a una manzana colocada en la cabeza de su hijo menor.

La primera vez que se escribió la leyenda fue en una balada del siglo XV. Desde entonces, y sin que exista confirmación histórica del hecho, Tell ha trascendido gracias al famoso drama Wilhelm Tell ( 1804) de Friedrich von Schiller, y a la ópera Guillermo Tell ( 1829) de Gioacchino Rossini.

Yo la recuerdo en el arte más por el trovador cubano, y en la vida real porque en la infancia del hermano mayor, era la ballesta su juguete preferido, y con nada, un pequeño palo de aroma, flexible, y una cuerda que estiraba al máximo.

 

Cursaba el siglo X en Europa y el estilo de guerra exigía un arco más potente, capaz de perforar las cada vez mejores protecciones metálicas que usaban los caballeros. Las soluciones pasaban por el arco compuesto o el arco largo, pero las dificultades técnicas de construcción del primero y los diez o 15 años necesarios para entrenar a un arquero competente para el segundo, favorecieron la búsqueda de una alternativa.

Así, la respuesta fue encontrada en las ballestas, utilizadas durante muchos siglos en las distintas guerras que sacudieron el viejo continente en la Edad Media y la Edad Moderna.

En sus inicios tuvieron un rotundo y rápido éxito, que decayó con la misma celeridad a la llegada de las armas de fuego.

Hacia el siglo XV la terminología descriptiva de una ballesta pasaba por los vocablos cureña, nuez, caja de la nuez, canal, cranequín, brida, cuerda, arco y llave.

Las primeras medievales que se construyeron eran artefactos muy rústicos: se tensaban apoyando el arco en el suelo y sujetándolo con los pies, al tiempo que con las dos manos se tiraba de la cuerda hasta fijarla en la muesca de un tosco disparador.

Mucho se ha escrito sobre esta arma de combate que fue objeto de obras para muchos artistas a lo largo de los siglos, pero que más recordamos por estar entre las más reconocidas del amplio repertorio del trovador cubano Carlos Varela.

Marilyn Blanco

 

1 comentario

fede -

no hay juguegos or no te bas a cajar hijo de puta conchudo morite susidate mobolico retardado mental