Soy de donde hay un río

Quienes visitan Guane, mi pueblo, regresan esperanzados por la salud, vitalidad de su río, el Cuyaguateje- ese que nosotros decimos que es más nuestro que de los nativos en Viñales, Minas de Matahambre – aquí radica su nacimiento- y Sandino, lugares por donde él pasa hasta desembocar en Cortés.

El verdor que acompaña buena parte de miles de kilómetros cuadrados de llanura fluvial da fe de cuánto se ha avanzado. Es que muchos ya se preocupan por la calidad del agua al evitar con la barrera natural de la reforestación en la franja hidrorreguladora, los escurrimientos de sólidos. La vegetación que renace protege el cauce de los rayos del sol empeñados en evaporarlo.

CUYAS AGUAS TEJE

¡Se desbordó el Cuyaguateje!, es la frase que históricamente he escuchado para resumir la magnitud de un evento climático de paso por la provincia. Ese río es la virtud – suelen decir algunos- , pero también es desgracia – aseguran otros-, mas lo bueno no tendrá el agua cuando tantos la bendicen…

Algunos de sus moradores dan fe de esto último, es el caso de Pedro Cordero, quien sabe cuán voluntariosa e indomable es dicha corriente al tornarse fiera, sin embargo reconoce que su existencia le pertenece por eso de que sus cosechas y las de los vecinos salen buenas por estar cerca de ese grandioso río.

Otros aportes se hacen porque es sueño de cualquier humano recorrer las galerías de la Gran Caverna de Santo Tomás, aspiración a la que pudiera sumarse admirar el precioso panorama desde el puente de la Estrechura- yendo desde Minas de Matahambre hacia Guane-, y ya en esos predios darse un chapuzón en el río Los Portales, uno de los principales afluentes del Cuyaguateje. Privilegios de esta cuenca que bien merece perdurar y todos proteger.