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Marilyn...del Cuyaguateje

Los Van Van arrasando, chapeando... qué tienen? siguen ahí, ahí...

Los Van Van arrasando, chapeando... qué tienen? siguen ahí, ahí...

Válidas son las cuatro décadas de los Van Van. Desde Arrasando —el último de los fonogramas de la agrupación—, hasta las canciones de los inicios, de cuando eran solo el grupo surgido al calor de una frase imprescindible en una etapa crucial de la Isla.

Formell ha sintetizado historias nuestras en los minutos que duran sus letras. Su finura tiene el sabor y el toque heredado de Ñico Saquito, Benny Moré, Miguelito Cuní y otros grandes soneros. Es meticuloso, preocupado por mantener un sello y no se deja permear por el mal gusto.

Tiene un oído agudo, diría que finísimo, y conectado al pulso de la gente, a los barrios. Saca de las frases populares, estrofas con un sentido y una enseñanza tremendas, como sucede con: «Que no, que no te dé por eso»; «eso que anda»; «Van Van te pone la cabeza mala»...

Pero la orquesta es un todo compacto, que se nutre y complementa con el ingenio colectivo. Eso ha dicho su director en varias ocasiones. Así se asumen los aportes de sus integrantes actuales y los de otros que durante 40 años han mantenido puntual a este «expreso» cubano.

Porque Van Van tiene esa capacidad de sorprender y de ayudarnos a continuar este viaje por la cubanía en sus zonas más arraigadas, de ser siempre un eterno cronómetro de nuestra realidad, sin olvidar la poesía que hay en las cotidianidades.

El equipo de Formell erige un monumento a la canción y al baile. Es como aquella locomotora del poema de Walt Whitman, que vencía el invierno con su potencia y se convertía en el «emblema del movimiento». Gracias Van Van, por la melodía y por tu cálido paso por nuestras vidas.

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