De las gafas para la protección solar

Muchos cubanos acostumbran a aseverar que mientras más grande mejor, refiriéndose a disímiles cuestiones; sin embargo, durante los últimos tiempos esta afirmación incluye también prendas de vestir y accesorios.

En materia de anteojos o gafas solares ha habido un aumento de las dimensiones y geometría de lentes y armaduras; siendo los más jóvenes quienes imponen estilos, que aunque parezcan muy actuales, constituyen una reminiscencia de tendencias anteriores. 

El tamaño de las gafas puede parecer una cuestión banal; no obstante varios expertos alegan que los espejuelos grandes reducen la cantidad de radiación solar que entra por encima y laterales de los ojos.

 Estudiosos del tema señalan como hipótesis que la exposición excesiva a los rayos del sol tiene que ver con la aparición de enfermedades como las cataratas y la degeneración de la mácula.

Apuntan que las radiaciones ultravioletas, por ejemplo, dañan la córnea y el cristalino, mientras que las visibles perjudican a la retina, y los rayos infrarrojos, por su parte, pueden causar quemaduras en la córnea.

Debido a estas amenazas, los científicos recomiendan el uso de gafas de sol,  especialmente entre las 10 de la mañana y las tres de la tarde, horario durante el cual las radiaciones son más intensas y, en el verano, llegan a triplicarse.

En cuanto al color también existen investigaciones, las cuales demuestran que los cristales marrones son más adecuados para preservar  la retina, mientras las gafas solares amarillas y ámbares filtran la luz, reduciendo la incidencia de ésta sobre los ojos.

Otros investigadores indican que el color idóneo de los lentes dependerá de la actividad que se realice, y aseveran, por su parte, que no influye en la absorción de las radiaciones y, por tanto, en la protección.

El gusto por las gafas radica para muchas personas en su estructura y color. Los espejuelos pueden ajustarse a la forma de la cara y también corresponder a un estilo de atuendo.