Las deidades Elegguá y Ochún

30 de julio de 2009 - 22:11

Las creencias religiosas en Cuba, como toda manifestación socio-cultural, está matizada por el aporte que nos legaron indios, europeos y africanos, por tanto hallamos junto al cristianismo y al espiritismo europeo, prácticas mágico-religiosas africanas y algunas que otras formas indígenas que subyacen dentro de ellas.
De igual modo, diferentes elementos de las religiones africana y católica, como son en la primera los orishas o fuerzas sobrenaturales vinculadas a los fenómenos naturales a los cuales personifican como el viento, la tormenta, el relámpago, el mar, el río, las enfermedades, las plantas, entre otros; y en la segunda, la integración en el culto del uso de las velas y del agua bendita en las ceremonias, símbolos rituales como la cruz, la adopción del almanaque católico, entre otros.
Entre los cultos introducidos en Cuba durante los años de la trata esclavista, los más importantes son: la Regla Ocha o Santería, de origen yoruba, creencias de profunda raíz popular tradicional; la Regla Conga o Palo Monte, practicada por congos. De igual modo tienen lugar en Cuba otras expresiones religiosas como las Sociedades Secretas Abakuá y el Espiritismo.
Regla Ocha o Santería, nombre con el que se conoce a uno de estos cultos populares por estar originada en la veneración a los santos orichas o deidades; sistema religioso de los afrocubanos, surgido como consecuencia del choque cultural afro-hispánico, que provocó el sincretismo de la religión católica de origen europeo con el sistema religioso de los yorubas de procedencia nigeriana. Es la de mayor desarrollo, significación y arraigo, tanto por su influencia en el medio religioso como por su extensión en el país.
También es la que usa mayor número de plantas en sus ceremonias. Su superior desarrollo actuó de manera decisiva en la trasculturación, logrando imponer su sistema religioso, el cual es más estructurado, de más larga tradición y con ello su mitología, deidades y normas rituales.
Entre las deidades más atractivas para la población cubana se encuentran Eleggua y Ochún, por la magia que irradian.

Entre orishas

Eleggua es hijo de Okuboro que era rey de Añagui. Un día siendo muchacho andaba con su séquito y vio una luz brillante con tres ojos, que estaba en el suelo. Al acercarse vio que era un coco seco (obbi ).
Eleggua se lo llevó al palacio, le contó a sus padres lo que había visto y tiró al obbi detrás de la puerta. Poco después todos se quedaron asombrados al ver la luz que salía del obbi. Tres días más tarde, Eleggua murió.
Todo el mundo le cogió mucho respeto al obi que seguía brillando, pero con el tiempo, la gente se olvidó de él. Así fue que el pueblo llegó a verse en una situación desesperada y cuando se reunieron los arubbo (viejos) llegaron a la conclusión que la causa estaba en el abandono del obbi. Este, en efecto, estaba vacío y comido de bichos.
Los viejos acordaron hacer algo sólido y perdurable y pensaron en colocar una piedra de santo (ota) detrás de la puerta en el lugar del obbi. Fue el origen del nacimiento de Eleggua como orisha o santo. Por eso se dice: Iku, lobi, ocha. El muerto parió al santo.
Eleggua es Orisha mayor. Tiene las llaves del destino, abre y cierra las puertas a la desgracia o la felicidad. Es la personificación del azar o la muerte. Portero del monte o la sabana. Es hijo de Obatala y Yemu. Es el primero del grupo de los cuatro guerreros Orishas (Eleggua, Oggun, Ochosi, y Osun).
Ganó con Olofi, Obatala y Orula suficientes privilegios para ser el primero: Okana. Ningún orisha le antecede porque el mismo Olofi dijo: Siendo tú el más chiquito y mi mensajero, serás el más grande de la tierra y sin contar contigo nunca será posible hacer nada.
También Olofi accedió a que fuera saludado y a que comiera antes que los demás orishas, así como a ser el primero a la entrada de la casa.

Ochún: Coqueta, bella, cariñosa, dócil y hacendosa, es además una deidad muy sensual, muy musical y muy buena bailadora. Es la diosa del amor sexual. Se le define como a una orisha mulata, dueña del río, las aguas dulces, el oro y la miel. Se dice que en sus bailes “pide miel, afrodisíaco símbolo del dulzor, de la sabrosura, de la esencia amorosa de la vida”.
Puede aparecer en el fondo arenoso de los ríos, tranquila y profunda; en el techo de las casas, bordando, cosiendo o en otra gestión doméstica, o como prostituta consumada, cuya misión es arrancarle los hombres a todas las mujeres , entonces no escatima en recursos de miel y oro, de bailes eróticos y cadencias de caderas.
La leyenda cuenta múltiples anécdotas sobre los amores turbulentos de esta deidad con Changó, a quien seduce y cautiva. Tiene además virtudes de curandera. Es la protectora de las embarazadas. Su color propio es el amarillo, como las riberas arenosas de los ríos. Se le llama con una campanilla de metal amarillo, que se toca frente a la sopera blanca y amarilla donde vive. Su animal preferido es el pavorreal, altivo y hermoso. Se equipara con la patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad del Cobre.

Las deidades Elegguá y Ochún

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