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Marilyn...del Cuyaguateje

Años bisiestos

Tengo un amigo que cumple años lo mismo el 28 de febrero que el 1 de marzo, dice que como nació el 29 del segundo mes del año pues lo celebra cuando quiere, cuando ya tiene las cosas a mano, sea un día o el otro. El caso es festejar, me recalca, y hoy leyendo Granma veo artículo aclaratorio del tema.

La condición de bisiesto del 2008 es un buen pretexto para hurgar en los orígenes de esa singular costumbre de alargar en un día la duración habitual del mes de febrero, el más corto del almanaque.

Consultado sobre el tema, el profesor Jorge Pérez Doval, del Instituto de Geofísica y Astronomía, del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, explicó que los años bisiestos surgen en el 45 antes de nuestra era, cuando el emperador romano Julio César creó un calendario que pretendía corregir la diferencia de casi seis horas existente entre la duración real del año civil de 365 días, y el denominado año trópico o solar, referido al tiempo que demora la Tierra en dar una vuelta completa alrededor del Sol. También se proponía ordenar los diferentes sistemas existentes de medición del tiempo .

Para superar esa irregularidad, el soberano buscó la asesoría de un astrónomo nombrado Sosígenes, quien sugirió añadir al calendario Juliano un día adicional cada cuatro años en febrero.

Pese a la modificación, el calendario tampoco quedó en orden, pues en la práctica el Juliano era 11 minutos y 14 segundos más largo que el año trópico.

Al pasar los siglos empezaron los problemas al desplazarse cada vez más el comienzo de la primavera en el año calendario, con respecto al año astronómico. Así por ejemplo, en 1582 el equinoccio de primavera en el hemisferio norte ocurrió el 11 de marzo y no el 21, como suele suceder.

Ello motivó que el Papa Gregorio XIII, asesorado por el astrónomo Klavius, decidiera ese propio año reformar de forma brusca el calendario para lo cual eliminó de un golpe diez días del décimo mes, al disponer que después del 4, el día 5 de octubre se contara como el 15.

Gracias a ese procedimiento al año siguiente el inicio de la primavera volvió a coincidir con la fecha prevista, al igual que el resto de las estaciones y celebraciones religiosas.

Para evitar futuras irregularidades, el Papa eliminó también tres años bisiestos cada cuatrocientos años del nuevo calendario gregoriano y estableció la regla, todavía vigente, de que solo serían bisiestos aquellos divisibles entre cuatro, excepto los últimos de cada siglo, los cuales solo alcanzarían esa condición si eran divisibles entre 400. Ello explica que no fueran bisiestos 1700, 1800 y 1900, y sí el 1600 y el 2000.

Al estar bajo la tutela de España, nuestro país adoptó el calendario gregoriano en 1583, es decir al año siguiente de haber sido establecido por la Iglesia Católica, y mucho antes de que lo hicieran otros países, como Inglaterra (1752), Rusia (1918) y Rumanía (1919).

Doval apuntó que quizás dentro de miles de años se hará un nuevo reajuste, pues todavía existe una diferencia de 26 segundos entre el tiempo empleado por la Tierra en dar la vuelta completa en torno al Sol, y la duración exacta del calendario gregoriano.

Origen de la palabra bisiesto:

Los romanos intercalaban el día adicional entre el 23 y el 24 de febrero. Ellos denominaban al 23 de febrero en latín "sexto calendas Martii" (sexto día antes de las calendas de marzo). pelaez@granma.cip.cu


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