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Marilyn...del Cuyaguateje

Crónica por mi reloj de Guane

Crónica por mi reloj de Guane  

La continua amigdalitis, en el año 1958,  hizo que mi encantamiento formara parte del ritual hogareño. Eso y los zapatos ortopédicos agriaron mis seis años cuando comenzaba a ir a la escuela, allá en Guane.

Mi madre me enseñó las tablas, a leer, escribir, y entonces me introducía, ante mi brutalidad horaria, en los secretos del reloj.

Recuerdo que con un cartón hizo uno grandote con números romanos, imitando al de la iglesia; los pedacitos de alambre, uno más largo que el otro, eran los que decían la hora y los minutos.

Con mis largas trenzas rubias vivía en mi mundo, y el tiempo en verdad no me importaba aunque Einstein estaba de moda, pero había que saberse el reloj, decían mis padres.

Adoraba el radio Phillips comprado en una casa de empeños, sabía donde se ponía la rayita, encenderlo y ya salía Radio Reloj dando la hora, entonces ¿ para qué tanta insistencia?

El regionalismo imperaba en casa; mi padre hacía ver que tan exacto como Reloj era el de la iglesia. Fue instalado en 1906 y por muchos años el Padre Rolando Lara lo supo mantener con una exactitud envidiable. Nunca llevó un mes roto.

Mi mamá marcaba el tiempo igual que yo, sí, porque el reloj de la iglesia anuncia la hora, las y cuarto, las y media, las menos cuarto y las en punto.

A partir de esos conocimientos, esta novedad se quedó en mi memoria "!A levantarse para la escuela, ya el reloj de la iglesia dio las siete, apúrate que son las y cuarto"...y así todos los días.

Y el sonido de la campana, que se oye en todo el pueblo de Guane, formó parte del humilde desayuno de mi niñez y se quedó en el cuartito embellecido ahora como recuerdo.

Una mañana de estas me vi en mi terruño, oronda como periodista, siempre mansa y obediente a los consejos de la profesión, y escuché el tic tac de Reloj, ahora en un moderno radio. Mas... la costumbre era la misma, el de la iglesia es exactamente igual y se oye más alto; claro, está ubicado en el campanario.

Hace poco más de cinco años, al regresar del camposanto, busqué a tientas el botón del radio y no pude encontrar el tic tac de Reloj; poco después escuché el sonido del de la iglesia.

Sus campanadas atizaron mi imaginación y ante mi volvieron las escenas de aquel tiempo cuando, con mis trenzas rubias, aprendía a medir el tiempo al compás de sus marcados pasos.

Sentí que mi corazón latió también al ritmo de la singular melodía. Ahora como siempre pregunto por su exactitud, como si fuera un familiar más, y hasta le doy las quejas a un vecino amante de este tema cuando me dicen que tiene dos o tres minutos de atraso, sin pensar que por lo vieja que es esta reliquia, ya tiene que presentar achaques.

 Por eso, cuando me hablan de Guane, no solo dejo que se refieran a la incomunicación por las crecidas del Cuyaguateje. Sugiero que incorporen a su historia, rejuvenecida cada día, los secretos de un reloj que ha sabido mantenerse erguido por más de 95 años dando la hora exacta.

Marilyn Blanco  

 

2 comentarios

Daima, Blanchy y Ana María -

Marilyn: Hermosa crónica. Eres una guajira de pura cepa.No sigas viviendo en Guane. ¿Todavía anda el reloj de Guane?. Bella tierra con sus cuentos de Román Elé. Guane, qué lindo eres!

Zenia -

¡Què linda crònica Lyn¡